Estamos en el corazón de la Alpujarra, en medio de las fértiles laderas del sur de Sierra Nevada y su singular flora y fauna. Este verde Jardín del Edén vive sobre todo de sus fuertes contrastes entre el paisaje cultural árabe, en bancales y de regadío por acequias, y los paisajes alpinos salvajes, así como de su microclima templado y soleado durante todo el año.
Órgiva ofrece numerosos cafés y restaurantes en la calle, pequeñas tiendas, un colorido mercado semanal y una plaza de mercado con puestos de pescado, carne, verduras y hierbas, así como una saludable infraestructura de pequeñas tiendas de comestibles, tiendas orgánicas, cajeros automáticos, una oficina de correos y un pequeño hospital de emergencia. Describiríamos Orgiva como un pueblo "normal", es decir, de un desarrollo orgánico y saludable, con un toque New Age, pero no turístico.
Además de las animadas ciudades costeras, la costa cercana también ofrece muchas playas pequeñas y escondidas. Algunas tienen solo un pequeño restaurante de pescado y otras solo tienen arena o rocas. A algunas solo se puede llegar a pie.
Esta región ofrece durante todo el año, incluso en pleno invierno, la posibilidad de relajación y muchas actividades diferentes, así como una variada oferta gastronómica. Porque en cada estación la región vive al máximo y los lugares de interés, cafés, restaurantes y restaurantes de pescado en las playas están abiertos todo el año.
Se pueden realizar caminatas por el valle o por las colinas y montañas de los alrededores directamente desde la casa de vacaciones.
Y también hay preciosas posibilidades de excursiones en coche a los pintorescos pueblos o a los picos nevados de Sierra Nevada. La espectacular cadena montañosa alcanza una altura de 3.484 m y alberga la flora más diversa y el cielo estrellado más claro de Europa en sus cinco zonas climáticas entre la región costera subtropical y su glaciar.
Bendecida con mucho sol y un clima templado durante todo el año, esta región ofrece una variedad infinita de posibilidades, actividades y planes de vacaciones. El entorno mediterráneo, en parte paisaje cultural fértil, en parte naturaleza salvaje, entre la costa soleada y la alta montaña tiene un carácter y una cultura propios. Siempre verde en invierno y también en verano, es un lugar ideal para conocer Andalucía de cerca y lejos del bullicio turístico.
Hay posibilidades inagotables para los amantes de la naturaleza. Innumerables rutas de senderismo te conducen a través de olivares y naranjos, pasando por pintorescos pueblos de montaña, bodegas, bosques, valles anchos y gargantas estrechas, hasta arroyos de montaña cristalinos, lagunas de manantial y picos nevados.
Además de las playas tenemos un embalse muy cerca donde hay una escuela para practicar deportes náuticos como paddel board, windsurf y vela.
La pintoresca ciudad estudiantil de Granada está a sólo 50 km y es una fuente inagotable de belleza y cultura. Además de los innumerables lugares de interés de su historia árabe y su patrimonio cultural mundial, tiene todo lo que puede ofrecer una metrópoli histórica vital.
La Alhambra es el palacio y fortaleza árabe más grande y mejor conservado de Europa.
Calle de Pampaneira, pueblo emblemático del Valle del Poqueira, donde están los pueblos mas visitados de La Alpujarra. En ellos puedes descubrir la arquitectura típica, las artesanías, las increíbles vistas y la riquísima comida de montaña.
Compartimos un enfoque integral sostenible, como define la Organización Mundial del Turismo, creemos en "un turismo que tenga plenamente en cuenta sus impactos económicos, sociales y ambientales actuales y futuros, atendiendo las necesidades de los visitantes, la industria, el medio ambiente y las comunidades anfitrionas "
Por eso nuestras casas son 100% sostenibles energéticamente, animamos a nuestros huéspedes a que tengan una gestión cuidadosa de los residuos y a que conozcan la vida en el pueblo, con sus ritmos cotidianos y sobre todo, a que experimenten el "Slow Tourism":
El turismo slow se caracteriza por desacelerar el ritmo de los viajes. Los viajeros slow prefieren tomarse el tiempo para disfrutar de cada experiencia en lugar de querer visitar la mayor cantidad de lugares posible en poco tiempo. Por lo tanto, las actividades turísticas slow suelen tener un ritmo más lento y relajado que las opciones de turismo tradicional.
El turismo slow también se enfoca en el bienestar de los viajeros. Los viajeros slow prefieren actividades que les permitan relajarse y desconectar del estrés diario, como leer en el jardín, cocinar sin prisa con productos naturales y locales, dormir, pasear por la naturaleza, no utilizar el reloj, despertarse con la luz y el canto de los pájaros entrando por la ventana, los paseos por la naturaleza.... disfrutar del no hacer.
El turismo slow también se enfoca en la sostenibilidad. Los viajeros slow prefieren apoyar a las empresas y organizaciones que tienen prácticas sostenibles y que respetan el medio ambiente. Además, suelen preferir alojamientos y transporte que tengan un impacto mínimo en el medio ambiente y la comunidad local.
Los viajeros slow buscan conectar con la comunidad local y aprender sobre su cultura y estilo de vida. Prefieren alojamientos y actividades que les permitan interactuar con los habitantes locales y conocer sus costumbres, gastronomía y tradiciones. Los viajeros slow también suelen apoyar a las empresas y organizaciones locales, como restaurantes familiares y tiendas de artesanías.
Otra de las características del turismo slow es que se enfoca en experiencias auténticas y enriquecedoras. Los viajeros slow prefieren explorar lugares menos turísticos y populares y descubrir los rincones más auténticos y poco conocidos de cada destino. También suelen preferir alojamientos y restaurantes que tengan un toque local y que les permitan experimentar la cultura y el estilo de vida local de manera más auténtica.
También cabe destacar que los viajeros slow buscan experiencias únicas y enriquecedoras que les permitan aprender y crecer. Prefieren actividades turísticas que les permitan experimentar algo nuevo y diferente, como talleres de cocina, clases de yoga o caminatas en la naturaleza. También prefieren alojamientos que tengan un toque especial y único, como casas rurales o eco-lodges.
Una característica muy representativa del turismo slow se enfoca en reducir la huella de carbono de los viajes. Los viajeros slow prefieren viajar de manera responsable y sostenible, y optan por transporte más ecológico, como bicicletas, caminar o transporte público en lugar de vehículos de motor. También buscan alojamientos que tengan un impacto mínimo en el medio ambiente, como hoteles eco-friendly o casas rurales que utilizan energías renovables.
En definitiva, el turismo slow te permite disfrutar de un destino turístico a otro ritmo y de una manera más responsable con el medio ambiente.